Tamaño compacto y discreto: Las cámaras Wi-Fi espía suelen ser de pequeño tamaño y se pueden camuflar en objetos cotidianos como relojes, detectores de humo, cargadores USB, marcos de fotos o incluso en dispositivos electrónicos.
Conectividad Wi-Fi: Estas cámaras se conectan a la red Wi-Fi local para transmitir video en tiempo real a través de una aplicación en tu teléfono o computadora.
Calidad de video: Ofrecen resoluciones de video como HD (720p) o Full HD (1080p), permitiendo capturar imágenes claras y detalladas.
Visión nocturna: Muchas cámaras espía incluyen infrarrojos (IR) para grabar en condiciones de poca luz o incluso en completa oscuridad.
Detección de movimiento: Algunas cámaras tienen sensores de movimiento integrados que activan la grabación solo cuando detectan movimiento, lo que ayuda a ahorrar espacio de almacenamiento y batería.
Almacenamiento en la nube o tarjeta SD: El video grabado puede almacenarse en la nube o en una tarjeta microSD, dependiendo del modelo. Algunas cámaras también permiten la opción de grabación en tiempo real.
Control remoto: Puedes controlar y ver la transmisión en vivo desde un dispositivo móvil, generalmente a través de una app, lo que permite acceder a la cámara desde cualquier lugar.
Batería recargable: Muchas cámaras espía tienen baterías recargables que pueden durar varias horas, dependiendo de la configuración de uso.
Audio bidireccional: Algunas cámaras permiten la función de audio bidireccional, lo que te permite escuchar lo que sucede y hablar a través de la cámara.
Alertas en tiempo real: La cámara puede enviar notificaciones o alertas cuando detecta movimiento, para que puedas estar al tanto de cualquier evento mientras la cámara está activa.
Estas cámaras son utilizadas para propósitos como la seguridad doméstica, vigilancia de oficinas o, en algunos casos, para grabar de manera discreta situaciones específicas.
